Hoy, 23 de junio, es el Día Internacional de la administración pública, que comúnmente llamamos día de los servicios públicos. Un día para celebrar la contribución de las personas que trabajan en los servicios públicos de nuestra sociedad. Para los sindicatos que representan a los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos, es un día de acción para conseguir más inversión y mejores condiciones de trabajo, y un día de resistencia contra las políticas de austeridad, la comercialización y la privatización de los servicios públicos.
Invertir en los servicios públicos para reconstruir mejor
La frase «reconstruir mejor» se ha utilizado ampliamente en los debates sobre la recuperación postpandemia. En los planes de recuperación de la Comisión Europea (Next Generation), «mejor» es más verde, más digital y más resiliente, pero se ha prestado mucha menos atención a los servicios públicos y a los trabajadores que llevarán a cabo esa transición en beneficio del resto de la sociedad. Para cumplir los compromisos anunciados necesitamos unas administraciones públicas fuertes, necesitamos planificación estratégica, desarrollo de infraestructuras y supervisión de las instituciones públicas para garantizar que los planes de recuperación contribuyan de verdad a una Europa más ecológica, más digital y más resiliente que beneficie al conjunto de la sociedad y no sólo a unos pocos.
Se necesitan administraciones públicas fuertes que protejan contra el mal uso de fondos y recursos públicos, y que impidan que las empresas evadan impuestos, violen las normas medioambientales o exploten a los trabajadores. En este sentido, una justicia de calidad, administraciones fiscales capaces y organismos que luchan contra la corrupción y la competencia desleal fuertes son cruciales para los esfuerzos de recuperación. Lamentablemente, los años de políticas de austeridad, integradas en el marco fiscal de la UE tras la crisis financiera de 2008, han provocado una grave falta de financiación para estos servicios públicos. Si queremos reconstruir mejor, volver a las fracasadas políticas de austeridad del pasado simplemente no es una opción: la reducción de la deuda y el equilibrio presupuestario no pueden seguir siendo prioritarios frente a la inversión y la financiación de los servicios que realmente pueden contribuir a reconstruir nuestras sociedades.
Unos servicios públicos bien financiados proporcionan una base sólida sobre la que pueden operar otras industrias. Los trabajadores de todos los sectores se benefician de servicios públicos como las guarderías, que permiten a padres y madres trabajar. Los servicios públicos de atención a la tercera edad proporcionan un apoyo muy necesario a los ancianos y a sus familias y allegados que pueden continuar su jornada laboral sin preocupación, y los sistemas de educación pública garantizan una mano de obra altamente cualificada. Todas las industrias utilizan infraestructuras públicas, como las redes eléctricas, y la gran mayoría depende de la investigación que se lleva a cabo en las universidades e instituciones de investigación públicas. La pandemia ha puesto de manifiesto que todas las industrias dependen de sólidos sistemas públicos de protección social. Estos servicios públicos y el estado de bienestar proporcionarán un apoyo crucial a la industria y a los sectores de servicios en la recuperación postpandemia, y deben ser reforzados para que puedan ayudar a los trabajadores y a las industrias en un futuro para todos.
Rechazar la privatización y revalorizar el sector público
En el Día de los Servicios Públicos, es importante recordar que el sector público es un actor económico clave por derecho propio. Como detallan economistas como Ha-joon Chang y Mariana Mazzucato, históricamente el Estado, incluidos los ayuntamientos y las empresas públicas, ha desempeñado un importante papel en la innovación. Pero el sesgo de la Comisión Europea contra la empresa pública le impide hacer incluso lo obvio. Por ejemplo, el hecho de que la UE no creara sus propias instalaciones de producción de paneles solares hace unos 20 años, a la vista de la crisis climática, puede considerarse una considerable falta de previsión. Los mismos errores se han cometido en la respuesta a la crisis del COVID-19. La subcontratación de la producción de vacunas al sector privado en lugar de tomar las riendas por sí misma es otra oportunidad perdida por la UE. Y, una vez más, se han puesto de manifiesto las deficiencias de la externalización y la dependencia del sector privado para prestar servicios públicos, ya que las empresas privadas no han cumplido sus promesas. La decisión del gobierno británico de conceder el contrato para las pruebas del covid19 a Serco UK es sólo un ejemplo.
Es necesario un gran cambio de mentalidad en torno a la privatización y la comercialización de los servicios públicos. Hay muchas maneras de que las empresas públicas desempeñen un papel en el proyecto político de la UE, una de ellas es promoviendo el interés público. Por ejemplo, las nubes de datos que se necesitan para la digitalización de muchas industrias y servicios públicos podrían, y de hecho deberían, ser de propiedad pública. Proporcionar datos públicos sensibles a empresas que operan comercialmente, como Amazon Web Services, tiene poco sentido y podría incluso socavar los valores y la democracia de la UE. Invertir en redes digitales altamente seguras, de propiedad pública, con protección de datos y privacidad y supervisión pública, podría ser una parte clave de una visión a largo plazo para la UE.
Pero la Comisión Europea sigue promoviendo el sector privado con eufemismos como colaboraciones público-privadas, financiación combinada y nuevos «ecosistemas industriales». Lo vemos en toda una serie de políticas como la Estrategia Industrial y el plan de acción de la Economía Circular, el resultado es siempre el mismo: los fondos públicos son captados por el sector privado mientras se reduce el papel de la empresa pública. La Conferencia sobre el Futuro de Europa es una oportunidad para abordar cómo los servicios públicos contribuyen a una Europa Social. ¿Cómo? Se podría comparar sistemáticamente las políticas de la UE para ver si cumplen el Protocolo de Servicio Público del Tratado de la Unión y si contribuyen a la realización de los derechos humanos de las personas y el pilar de derechos sociales de la UE.
Mejorar las condiciones de los trabajadores de los servicios públicos
Una de las mayores crisis a las que se enfrentan los servicios públicos europeos es la falta de personal, por ejemplo, en el sector de la sanidad y la dependencia. Esto es un resultado directo de las decisiones de reducir los presupuestos, que se agrava aún más porque da lugar a altos niveles de agotamiento entre los trabajadores existentes, y hace que los puestos de trabajo de los servicios públicos sean poco atractivos. A pesar del aplauso generalizado al personal de primera línea al principio de la pandemia, los gobiernos y la patronal siguen intentando recortar costes. Tomemos el ejemplo de la asistencia social, donde la mano de obra, mayoritariamente femenina, está atrapada en contratos precarios y salarios bajos, como ha reconocido recientemente el propio Consejo de la Unión. Valorar el papel de los servicios públicos significa valorar a los y las trabajadores y trabajadoras de forma que se corresponda con su contribución a la sociedad. La UE necesita una revisión fundamental de cuáles son sus prioridades. No se trata de ampliar y profundizar el mercado único, sino de llevar a cabo una transformación que anteponga las personas y nuestro planeta a los beneficios, y de crear el marco necesario para que las personas puedan hacer realidad sus derechos humanos. Los servicios públicos y los trabajadores de los servicios públicos desempeñan un papel crucial en la realización de esta visión.