Mientras miles de personas marchan hacia Madrid para exigir un cambio que suponga otras políticas sociales, laborales y económicas,ellos afirman que «hay signos de cambio» y preparan un nuevo Pacto Social «que favorezca la competitividad y la flexibilidad interna de las empresas”.
Ayer se reunieron en el Palacio de la Moncloa el Presidente del Gobierno, la Ministra de Empleo, los presidentes de la CEOE y CEPYME, y los Secretarios Generales de CCOO y UGT, emitiendo un comunicado conjunto informando de las «coincidencias» de todos ellos en las bondades de «los pactos sociales que deben seguir siendo las grandes señas de identidad», afirman en su comunicado.
No tienen remilgos en afirmar que «la economía española ha registrado signos de cambio« y en anunciar su voluntad de «reforzar la concertación permanente», «apoyar la mejora de la competitividad», o «avanzar hacia un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva… que favorezca la competitividad y la flexibilidad interna en las empresas».
En lugar de plantar cara al Gobierno y la Patronal, esos sindicatos buscan la complicidad con ellos mediante pactos sociales que sólo nos han traído más paro, perdida de derechos sociales y laborales, más precariedad, peores convenios, EREs injustificables, Despidos Colectivos, jubilación a los 67 años…
Habrá que recordarles bien claro y bien fuerte que no queremos más Reformas Laborales, que no queremos más Reformas de las Pensiones, que no queremos más Acuerdos para el Empleo y la Negociación Colectiva… Lo que queremos es la derogación de la Reforma Laboral, la derogación de la Reforma de las Pensiones, la recuperación de los derechos que habíamos conquistado y que en pocos años nos han arrebatado.
¿De qué economía hablan? ¿De qué personas hablan?. Que se lo expliquen a los miles de desahuciados, de parados y paradas, de trabajadores en precario y con contratos temporales o en fraude de ley, a los jóvenes que tienen que marchar al extranjero a buscarse la vida, a los afectados por sus EREs.
Se han acomodado a las negociaciones de salón, han renunciado a que la Cumbre Social, donde se agrupaban un centenar de organizaciones de distinto tipo, sindicatos, asociaciones, entidades y colectivos, cumpliera los objetivos con los que nació: «intensificar la movilización social contra los recortes… para hacerla más contundente y masiva… «. Tras la Huelga General de noviembre del 2012, la Cumbre Social ha languidecido siendo utilizada por CCOO y UGT a su antojo, como muestra que en todo el año 2013 no ha organizado movilización alguna. Motivo que ha hecho que muchas organizaciones que formaban parte de ella la hayan abandonado por no estar de acuerdo con su funcionamiento y sus maneras de hacer, o mejor dicho de no hacer.
Ante la realidad de todos conocida, cabe preguntarse con rotundidad si quienes se arrogan la representatividad de la ciudadanía en general, y de los trabajadores y las trabajadoras en particular, están en condiciones de hacerlo. LOS CASOS DE CORRUPCIÓN política que afecta directamente al partido del gobierno, los casos de corrupción que afectan a los propios empresarios (con algunos de sus máximos dirigentes, ahora ex-dirigentes, en prisión), con la corrupción que salpica también a esos sindicatos (recordemos, por ejemplo, los escándalos por los cursos de formación o por los EREs de Andalucía), son suficientemente graves como para que alguien hubiera asumido sus responsabilidades. Pero no es así. En lugar de eso, se reúnen como si no pasara nada, para seguir con más de lo mismo.
Y lo más grave es que lo hacen ignorando la movilización social que desde hace meses está en marcha. Columnas provenientes de todos los territorios del Estado, formadas por personas en paro, trabajadores y trabajadoras, estudiantes, desahuciados, jornaleros…, marchan hacia Madrid para coincidir el próximo sábado día 22 en una gran manifestación. Como si el silencio informativo que se ha impuesto ante la protesta social de las Marchas de la Dignidad pudiera acallar las voces de quienes nos manifestamos para exigir otras políticas sociales, laborales y económicas. En definitiva, un cambio de sistema por otro al servicio de los intereses de la clase trabajadora y de los sectores populares.
Si hasta ahora teníamos motivos, ahora nos han dado más. Porque no queremos más de lo mismo. Queremos todo lo contrario. Desde STACYL hacemos un llamamiento a todos los trabajadores y las trabajadoras de las Administraciones Públicas a participar de la gran movilización de las Marchas de la Dignidad y a asistir a la manifestación del 22 de Marzo.