No queremos aventuras militares ni apostar por el conflicto bélico en Ucrania, menos gastos militares y más inversión en Educación, ciencia e innovación.
Cuando un Estado invierte más en Educación de forma sostenida que en armamento militar y defensa, es signo de que se trabaja por la paz y la tolerancia. ¿Cómo ha sido el gasto educativo en España y el militar? ¿Cuánto ha crecido o menguado la dotación presupuestaria en ambos casos?
En el día de la paz es apropiada la reflexión de que la tolerancia y la apuesta por la resolución pacífica de conflictos no se construye en un día sino a lo largo del tiempo. Si realmente queremos tener niñas y niños, jóvenes que se alejen de la violencia, tendremos que invertir en educar sin violencia. Preferimos en nuestras aulas, una navaja o unas pinturillas; un arma o un libro. La educación es prevención y conciencia. Es a cada persona a quien corresponde establecer qué prevengo y cómo tomo conciencia. Tenemos la posibilidad de apoyar la promoción de la cultura y la solidaridad o de los tanques y las balas. Podemos decidir. Tenemos la posibilidad de promocionar la igualdad entre todas las personas de nuestro entorno o la desigualdad tan generadora de violencia. Alejemos la violencia, alejemos las armas, alejemos el maltrato.
La escuela es el germen donde florecen muchos sentimientos y emociones, hagamos que todos ellos estén alejados de la violencia, que nuestras niñas y niños y adolescentes, se eduquen en un ambiente pacífico, amable y sosegado.
En los tiempos que vivimos asistimos a un crecimiento del discurso del odio al diferente y con los argumentos excluyentes de unos pretendidos espacios y recursos reducidos solo para una parte de la población de origen. Ahora mismo estamos asistiendo a una escalada de tensión prebélica a las puertas de le UE y no duda nuestro gobierno en embarcarse en aventuras bélicas a merced de las superpotencias. Esto deriva en conflictos que no apuestan por el diálogo y la paz. Es más necesario que nunca una escuela pública que eduque en el respeto y la tolerancia al diferente, que apueste por el diálogo y la empatía. No queremos guerras, ni armas para solucionar conflictos en lugar de un reparto justo de los recursos que debe solucionarse con diálogo. Las armas matan. los ejércitos también.
El gasto militar real de los Presupuestos Generales del Estado para 2022 aprobados por el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos asciende a 22.796 millones de euros, un 124% más de lo que se asigna al Ministerio de Defensa (10.155 millones), lo que supone un nuevo récord histórico y un crecimiento del 5,75% respecto al año anterior. (Informe independiente C. Delás).
El gasto militar en España como ocurre en numerosos otros países (Estados Unidos, Rusia, China…) es muy superior al que se circunscribe a los Departamentos o Ministerios de Defensa, pues existen otros gastos militares repartidos por otros ministerios. En nuestro caso, el Ministerio de Defensa tiene tres importantes apartados el del propio Ministerio que es el más elevado pues abarca los tres ejércitos (10.155,2 M€); el de los Organismos Autónomos (1.231,7 M€) donde están el INTA y el Instituto de la Vivienda; y el del Centro Nacional de Inteligencia (322,2 M€) que depende de Defensa. Estos tres organismos conforman el gasto militar del Ministerio de Defensa que con respecto a 2021 aumenta un 7,8%.
Todo este gasto improductivo (tan improductivo que no computa en la elaboración del PIB) e insolidario (tan insolidario que se hace en detrimento del gasto social y de las necesidades de seguridad humana tanto “aquí” como a escala planetaria), ¿para qué sirve en realidad? Para pagar sueldos de un ejército innecesario. Para fomentar la industria militar que tan buena acogida da a algunos de nuestros políticos, ya sea mediante créditos a sus actividades a interés “cero” o para certificar y financiar la adscripción de nuestra política de seguridad a los intereses de la OTAN y supeditarla a los intereses militares de ésta como ocurre con el actual conflicto con Rusia.
El gasto público en educación es realmente necesario tras décadas de recortes. Los recursos educativos mermaron año tras año, hasta llegar a su peor cuota en 2019. Si en 2006 la administración destinó el 4,31% del Producto Interior Bruto (PIB) a lo educativo, en 2018 la cifra es del 4,24%, la más baja desde 2006. Hoy no se ha recuperado y estamos en una inversión del 3,50% del PIB. En 2019 y 2020 se recuperó un poco el gasto 52.491,7 y 55.196,8 millones de Euros pero bajo la inversión con respecto al PIB al mismo nivel que en 2017.
En España el gasto en educación es relativamente inferior a la media de la OCDE Y de la UE, que presenta los porcentajes del 4,5% y 4,2%, respectivamente. Lo podemos apreciar en términos de porcentaje del producto interior bruto (PIB), para todos los niveles de enseñanza (el 3,50%, en total). Si se invierte en educación, ciencia e innovación está demostrado que baja el desempleo y que los conflictos armados disminuyen. Por ello reclamamos menos gastos militares y una justa inversión en gastos educativos, sanitarios y servicios sociales.