El descontento social y el aumento de la capacidad de respuesta y del nivel de concienciación sociopolítica se está traduciendo en un aumento de las luchas y las movilizaciones y en el aumento de la contestación popular: el apoyo a luchas como la de la estiba, ante la desigualdad en las sentencias judiciales de los casos de corrupción, frente a las penas impuestas en los supuestos y polémicos casos de enaltecimiento del terrorismo, el aumento de empresas y colectivos en lucha, las Mareas, el 15M, Marchas de la Dignidad, el incontestable músculo del movimiento feminista, el movimiento ecologista, la lucha por el derecho a la vivienda digna y contra los desahucios, contra los tratados de libre comercio (TTIP, CETA, TISA…), contra la corrupción y los paraísos fiscales, contra las guerras, la xenofobia, en solidaridad con las personas refugiadas y los pueblos que luchan por sus derechos…
Todo esto vislumbra la posibilidad y la necesidad de unir las luchas para conquistar y recuperar los derechos que nos han arrebatado. Con la excusa de la crisis se ha continuado con una dinámica de, mal llamados, pactos sociales entre los denominados “agentes sociales”, y nos han impuesto leyes que han recortado o eliminado nuestros derechos. Y hay que luchar para derogarlas.
Derogar las reformas laborales y de las pensiones, la ley de seguridad ciudadana y todas las leyes que han ido dictando contra nuestros derechos y libertades. Pelear contra el aumento de la temporalidad y la precariedad en el empleo, los salarios de miseria, la doble escala salarial, el paro, la pobreza… Defender el trabajo digno, estable, con derechos y bien retribuido. Defender el derecho a la huelga, a la libertad de expresión y manifestación, cada vez más amenazados.
El derecho a la vivienda, frente a la especulación y la exclusión social. Defender inequívocamente los servicios públicos: sanidad, enseñanza, transportes… Exigir medidas reales y con dotación presupuestaria suficiente para luchar contra la violencia machista y para la aplicación efectiva de la Ley de Dependencia.
Por todo ello, y mucho más, el 1º de Mayo es un buen momento para recordar y defender la necesidad de recomponer el sentimiento de pertenencia a la clase trabajadora.
Porque no todas las personas estamos “en el mismo barco”, como pretenden hacernos creer: hay quienes se están empobreciendo y perdiendo derechos a pasos agigantados, mientras otros se lucran a nuestra costa, saquean las arcas públicas, engordan sus cuentas bancarias mediante chanchullos y corruptelas, sin ser castigados ejemplarmente por ello, ni obligados a devolver lo robado. Hay una justicia para ricos y otra para pobres.
Insistimos en la necesidad de unir las luchas. Pese a las dificultades que tenemos algunos sindicatos (y la falta de voluntad que tienen otros). Es necesario conectar sindicalmente a la gran masa de trabajadoras y trabajadores que enlazan contratos temporales en diversos sectores y a las personas desempleadas con los colectivos de trabajadoras y trabajadores más estables, es necesario redoblar esfuerzos para unir las distintas luchas parciales y enlazarlas con la defensa de un sistema sociopolítico y económico distinto, que garantice un gobierno para la mayoría social y defienda el interés general. El sistema capitalista no va a resolver los problemas que él mismo genera; tenemos que hacerle frente, y ese sigue siendo uno de los enormes retos al que nos enfrentamos y que debemos abordar desde la unidad de sindicatos, colectivos y movimientos sociales en lucha.
Ser capaces de resituar la lucha de la clase obrera como eje político, asimilar otras formas organizativas que nos permitan avanzar en el internacionalismo de las luchas, también del movimiento feminista y ecologista, identificar el Régimen del 78 como un sistema sociopolítico caduco y al capitalismo como responsable de la pobreza y la desigualdad a nivel estatal e internacional, son objetivos que no se deben olvidar, ni este 1º de Mayo ni ningún otro día.
Que este 1º de Mayo dé paso a una Primavera en Lucha, por los pueblos, por las trabajadoras y los trabajadores, por una economía al servicio de las personas y respetuosa con el planeta, por la igualdad real entre hombres y mujeres, por una vida digna.
Estos son nuestros deseos objetivos y por ello vamos a seguir luchando y trabajando desde STACYL y la Confederación Intersindical.
Que esta sea una Primavera en Lucha, que nos lleve a volver a llenar las calles junto a las Marchas de la Dignidad el próximo 27 de Mayo.
Porque sobran los motivos. Porque nos jugamos mucho. Porque seguimos exigiendo PAN, TRABAJO, TECHO Y DIGNIDAD. Volvamos a las calles. ¡¡Súmate!!