Desde STACYL queremos denunciar el carácter regresivo que supone la reforma fiscal que ha puesto encima de la mesa el gobierno del Partido Popular encarnado en la figura del Sr. Montoro. Y ello, porque no resuelve el problema fundamental de la Hacienda española, que es su falta de ingresos. España es uno de los países europeos con menos capacidad de recaudación fiscal de la Unión Europea. En 2012, el último año del que se disponen cifras comparativas, los ingresos tributarios representaban el 32,5% del PIB. Esto significa que el conjunto de las administraciones públicas españolas (central, autonómica y local) dispone de 79.000 millones de euros anuales menos para sus servicios y funcionamiento que sus homólogas de la zona euro. La reforma renuncia a 9.000 millones de euros en ingresos por lo que ahora el déficit tiene que reducirse en 39.000 millones. Salvo que la economía crezca de manera muy sustancial (cosa que está por ver) nuevos recortes serán inevitables.
La reforma sobre la base de rebajar los tipos del impuesto sobre la renta beneficiará a las rentas más bajas (300 euros al año), pero sobre todo a las superiores a 120.000 euros (más de 4.000 euros al año). Actualmente, los tipos van subiendo hasta un máximo del 52% a partir de 300.000 euros. Con la reforma, el tope se sitúa en el 45% a partir de 60.000 euros.
Así un trabajador con un salario bruto de 15.600 euros se ahorrará 394 euros; uno que gane 90.000 euros se ahorrará 2.446 euros y quien gane 300.000 euros tendrá una rebaja de 11.649 euros. Casualmente, es en el tramo entre 20.000 y 33.000 euros, que es donde se encuentra el salario medio español, donde la rebaja fiscal será menos generosa.
La reforma mantiene unos impuestos más bajos para los rendimientos del capital que para los del trabajo. Y a ello hay que sumar que el impuesto sobre sociedades también registrará una rebaja gradual del tipo desde el 30% actual hasta el 25%.
Poco ó nada dice esta reforma fiscal del fraude reflejado en un aumento de la economía sumergida que en estos años de crisis ha aumentado en unos 60.000 millones de euros, lo que viene a suponer casi un 25% del PIB.
Capítulo aparte merece la tomadura de pelo a los autónomos, cuya retención será del 19%, cuatro puntos más que cuando Rajoy llegó a la Moncloa y que la banca se ahorre 2.500 millones gracias a esta reforma, un nuevo favor de este Gobierno al sector financiero.
En resumen, menos progresividad , más recortes a la vista, el fraude fiscal viento en popa. Las empresas pagarán menos, las personas desempleadas pagarán más. Nos ahorraremos unos pocos euros a la hora de la declaración pero perderemos mucho más con los recortes al Estado del Bienestar.