MANIFIESTO DE LA PLATAFORMA DE LA DIGNIDAD
21 JUNIO 2014
Compañeros, compañeras, gracias por estar en la calle una vez más en defensa de nuestros derechos sociales, laborales y políticos. Especialmente a las personas que habéis llegado desde fuera de Valladolid para acompañarnos hoy.
La movilización en la que estamos tomando parte, este “Rodea las Cortes”, se enmarca en una jornada de lucha a nivel estatal contra las políticas de recortes de las que los parlamentos autonómicos son tan responsables como el gobierno central. Tras el éxito de las Marchas de la Dignidad que confluyeron en Madrid el 22 de Marzo, traemos esa rebeldía y esa fuerza a esta ciudad.
Hemos querido venir hasta aquí y rodear esta institución para expresar que el pueblo es soberano y que permanece vigilante ante las decisiones que aquí dentro toman en nuestro nombre. La asfixiante mayoría del Partido Popular en estas Cortes lleva a la autonomía a plegarse de manera total a las exigencias del Gobierno y a esta institución a hacer el papel de mera correa de transmisión de sus injustas decisiones. Un Gobierno que se caracteriza, además, por los sobresueldos y la corrupción generalizada. Pero más allá de las gruesas paredes de este parlamento hay mucha vida: la calle es un hervidero de luchas necesarias, valientes, dignas, de las que nos enorgullecemos.
Las políticas de austericidio impuestas desde la Unión Europea y el Gobierno Central demandan que las comunidades autónomas ejecuten toda una serie de recortes presupuestarios, sometiendo a la ciudadanía a un grave deterioro de los pilares imprescindibles para el mantenimiento de nuestro bienestar: sanidad, educación, servicios sociales y otros derechos que supuestamente deben ser guardados y garantizados por este parlamento, al tratarse de competencias autonómicas. Los miembros de la Plataforma de la Dignidad estamos radicalmente en contra del intento de privatizar estos derechos que son de todos y todas, aunque las empresas presionen para quedarse con el nuevo nicho de negocio que han encontrado para sustituir el del ladrillo y la especulación urbanística. Por eso queremos lanzar aquí también una protesta por el Tratado que Europa está negociando con Estados Unidos, a espaldas de la ciudadanía, para dejar en manos privadas todos nuestros servicios públicos.
El efecto de esta política económica es especialmente nefasto para la delicada Comunidad Autónoma de Castilla y León, en la que las previsiones adelantan que se perderán en la próxima década 200.000 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Nos encontramos frente a una administración autónoma que empuja a la juventud al exilio, incapaz de hacer frente a las necesidades de una población altamente envejecida; que condenan al mundo rural y a sus pobladores a la desaparición; un territorio que carece de tejido industrial y productivo que genere empleo digno, mientras se hipoteca nuestro futuro con experimentos agresivos para el entorno y nuestra salud como la fractura hidráulica o con megaproyectos urbanísticos inservibles. Hemos tenido sucesivos Gobiernos que nos han impuesto injustas Reformas Laborales, que han recortado nuestros derechos sociales mientras inyectaban millones de euros en salvar a la banca y que han puesto, en una vergonzosa maniobra para introducir el artículo 135 en la Constitución, el pago de la deuda por encima de las necesidades de las personas.
En Castilla y León tenemos ahora mismo 230.000 personas paradas mientras se desahucia impunemente a 7 familias al día; nos encontramos con una tasa de pobreza del 17,5% con dos de cada 10 personas viviendo por debajo de este umbral, y muchas otras en riesgo de exclusión (con cifras que alcanzan el 25% de los menores). También denunciamos la feminización de la pobreza y las consecuencias que está teniendo en la salud y la dignidad de las mujeres agobiadas como nunca por leyes injustas, como la Ley del Aborto, y la violencia. Muchos de los centros de salud y los colegios del mundo rural penden de un hilo, mientras se cuestiona el futuro de las pensiones en un territorio donde la cuarta parte de la población supera los 65 años, siendo la más envejecida del Estado español. Pero este panorama desolador es reversible, estamos plenamente convencidas de ello.
Esta es una movilización que, además de poner el foco en los recortes, denuncia el pago de la deuda, apuesta por el empleo digno o la renta básica, defiende los derechos sociales y las libertades democráticas, muestra su repulsa contra la represión y la corrupción endémica y demanda una sociedad de hombres y mujeres libres; una movilización contra un sistema, un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan. Y hoy, con inteligencia, constancia y lucha organizada, es más posible que nunca cambiarlo todo, empezando por este régimen político que no puede tildarse de democrático y la monarquía cuya imposición se acaba de renovar vergonzosamente. Exigimos decidir sobre todo aquello que nos afecta y tomar las riendas de nuestras vidas, y en este propósito no habrá poder institucional, económico, mediático, judicial o policial que nos pare. El contenido de la Constitución está ampliamente rebasado por el poder de la gente. ¡Qué se enteren! Vamos a lograr detener los desahucios, impedir que privaticen los sectores estratégicos, evitar el cierre de hospitales y escuelas, revertir cada uno de los despidos fraudulentos, llenar de vida nuestros pueblos y barrios, librarnos de Sus Majestades y sus serviles cortesanos y poner la economía en el lugar que le corresponde, radicalmente al servicio de las personas, parando los pies a un capitalismo especulador que liquida nuestros derechos para satisfacer a una clase empresarial sin escrúpulos. Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, y vamos a construirlo.
No queremos irnos sin antes hacer referencia al incremento de la represión, con normas como la Ley Mordaza, a la persecución de ideas en Internet, a la criminalización de la protesta social, a la brutalidad policial en las manifestaciones, a los montajes judiciales, a la reforma de la Justicia Universal… Sabemos que todo ello es reflejo de la debilidad de un régimen en descomposición, sin credibilidad, que no tiene nada que ofrecer a la mayoría. Nos acordamos especialmente de los compañeros Ismael y Miguel, dos jóvenes madrileños que permanecieron en prisión preventiva, sin juicio, a raíz del 22M durante cerca de tres meses, y nos unimos al clamor por la absolución de todas las personas procesadas por participar en las marchas; igualmente no nos olvidamos de otras personas encarceladas por motivos políticos y represaliados por su reciente participación en movilizaciones y huelgas: Carlos y Carmen en Granada, las pontevedresas Ana y Tamara, la juventud de Gamonal y tantas otras personas que con su sacrificio nos empujan a seguir adelante .
Nuestra pregunta ahora es ¿Hasta cuando tenemos que soportar la bota sobre nuestra cabeza?. Ante tanta injusticia debemos llenar las calles de personas con dignidad, capaces de sacudirse el miedo y la apatía como hacéis todos y todas los que hoy estáis aquí. Debemos sacar nuestra rebeldía, nuestra indignación y creernos de verdad que “si, se puede”. Las Cortes ven hoy como traemos aquí nuestra protesta y la exigencia de un cambio radical en la concepción política. Este es un paso más hacia la consolidación de una sociedad nueva con pan, trabajo y dignidad para todos y todas. La fuerza de la ciudadanía lo hará posible porque nos hemos levantado y hemos dicho basta.
Viva la lucha popular.
Vivan las Plataformas de la Dignidad.