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El Día Mundial oficial es el 28 de abril, pero esta fecha sólo será el
inicio de múltiples eventos y actividades mundiales que se organizarán
durante el resto el año en torno al tema de la seguridad y salud y el futuro
del trabajo, celebrando y construyendo sobre el caudal de conocimientos y
acciones acumulados a lo largo de más de 100 años, mientras nos preparamos
para afrontar y valorar los cambios que nos depara el futuro y qué trabajo
queremos. Este año la COVID 19 ha roto todos los esquemas previstos y está
haciendo que las sociedades de todos los países estén adoptando medidas
excepcionales para atajarlo.
Como se está viendo, la prevención es un eje básico en todas las políticas
de trabajo y salud integral de las y los trabajadores porque nos remite a
los parámetros que debemos tener en cuenta para evitar casos de accidentes
de trabajo, acoso laboral, enfermedades del trabajo, la COVID 19, etcétera.
Si sabemos que cada día mueren como consecuencia del trabajo, oficialmente
7.500 personas en el mundo -extraoficialmente se podría triplicar esta
cifra-, debemos considerar que es positivo y fundamental estudiar y negociar
las condiciones de nuestra organización laboral para realizar un trabajo
seguro, sostenible y decente, tal y como programa el acuerdo suscrito para
2030 en Naciones Unidas por muchas instituciones como Sindicatos, Gobiernos,
Empresas, ONG, Asociaciones Civiles, organismos mundiales como la Unesco y
una larga lista. Nos comprometemos con el respeto y las acciones necesarias
para proteger el Medio Ambiente, en la eliminación del trabajo infantil, en
la regulación de los derechos de todas las personas migrantes que tienen un
trabajo y carecen de derechos sociales, políticos y laborales, en la defensa
de la diversidad sexual y en lucha contra la explotación y marginación, nos
comprometemos con el apoyo a la mujer como garantía de igualdad de las
sociedades y desarrollo para un futuro optimista y más sano, en la inversión
en medidas de seguridad de quienes son más vulnerables, catalogados como
especialmente sensibles y , en general, en una regulación que evite
recortes y explotación ante lo que se llama crisis de los sectores
productivos por mor del mercado o situaciones especiales como la que estamos
viviendo ahora con esta pandemia.
Este 28 de abril las trabajadoras y los trabajadores y todas las sociedades
del mundo, nos enfrentamos internacionalmente al nuevo coronavirus
(SARS-CoV-2), este brote ha provocado una enfermedad infecciosa conocida
como la COVID-19, declarada pandemia por la OMS, que está provocando un
aumento de los accidentes en el trabajo, con crecimiento de la mortalidad.
La preocupación de la clase trabajadora y de la sociedad es cada vez mayor
porque las infecciones por la COVID-19 crecen en algunos territorios a nivel
mundial, mientras que en otros se empiezan a controlar las tasas de
contagio. Nos enfrentamos a grandes desafíos, ante la pandemia. Las
trabajadoras y los trabajadores hemos sufrido la desprotección en seguridad
y salud en el trabajo.
La crisis sanitaria de la COVID-19 se ha convertido en una crisis laboral,
social y económica, que estamos pagando la clase trabajadora con nuestra
salud y, en ocasiones, con nuestra vida en todo el mundo. En todos los
territorios del estado español, como en otros países, ha provocado cambios
en la organización del trabajo, aumento del teletrabajo y cierre de
empresas, motivados por la falta de protección de la seguridad y salud de
las trabajadoras y los trabajadores, por carecer de los equipos de
protección individual (EPI) necesarios para evitar los contagios y por la
falta de medidas, como la de guardar la distancia interpersonal de 2 metros,
pero también por la insuficiencia en información, formación, protocolos y
procedimientos necesarios para proteger a todas las personas trabajadoras.
Ante esta situación, los riesgos psicosociales han aumentado junto a los
riesgos biológicos, incidiendo en el crecimiento de accidentes laborales por
contagio entre las trabajadoras y los trabajadores en el centro de trabajo y
durante su traslado, sobre todo en los sectores considerados como esenciales
al mantenerse abiertas las empresas.
El confinamiento social y el teletrabajo han influido en el aumento de los
problemas psicosociales, que en aquellas personas que se han visto obligadas
a volver al trabajo y reanudar la actividad laboral sin suficiente
protección, al sentirse indefensas, han sufrido cuadros depresivos o de
ansiedad, porque la transmisión de la infección de la COVID-19 no ha cesado.
En este Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo queremos
abordar el brote de todo tipo de enfermedades infecciosas en el trabajo, con
especial mención el de la pandemia de la COVID-19, y exigimos que se adopten
prácticas seguras en el trabajo, que las empresas y sus servicios de
prevención de riesgos laborales (SPRL) prevengan y protejan la seguridad y
salud integral de todas las trabajadoras y los trabajadores. Reclamamos la
integración de medidas en los sistemas preventivos y políticas de gestión de
la seguridad y salud en el trabajo que protejan la salud y la vida de la
clase trabajadora.
Queremos denunciar como Sindicato el acoso en todas sus versiones: laboral,
sexual, etc… Por ello, exigimos que se pongan los mecanismos legales y la
formación y prevención necesaria, para que se realice un trabajo sin
explotación ni intimidación que en ocasiones puede llevar hasta la pérdida
de una vida. Es fundamental que los tribunales, las empresas e instituciones
públicas castiguen a quienes son responsables de estas conductas y que ese
castigo sirva de ejemplo para que no se vuelva a repetir.
Por todo ello, como Confederación Intersindical, exigimos:
Políticas de defensa de los sectores públicos fundamentales
en nuestras vidas: Sanidad, Educación, transportes, servicios sociales,
conservación de espacios naturales, que se han visto agredidos económica y
mediáticamente por políticas liberales y de ajuste económico.
Incrementar los recursos en infraestructuras que nos doten de
medios de protección (EPIs) que unido a una formación adecuada hagan del
trabajo un lugar seguro.
Producir políticas de sostenibilidad y conservación del medio
ambiente que eviten catástrofes como la COVID 19.
Crear empleos decentes para jóvenes, mayores, inmigrantes,
que se exija respeto a los derechos laborales de todas las personas, con
especial atención para que identidad u orientación sexual no supongan un
menoscabo en los mismos, garantizar los derechos laborales de las mujeres,
especial atención a aquellas trabajadoras y trabajadores de condición
especialmente sensible.
SOY LO QUE SOY UN TRABAJADOR/A, DEFIENDO MIS DERECHOS LABORALES Y MI SALUD
EN UN ENTORNO SALUDABLE, QUE OTROS CUMPLAN CON SU FUNCIÓN DE PREVENIR,
PROTEGER Y CUIDAR DE NUESTRA SALUD.