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Este año 2020 no solo nos estamos enfrentando a un virus letal que nos arrebata a familiares y seres queridas/os, sino que asistimos a un doble virus: uno sanitario, el coronavirus, y otro social, la violencia de género. Ambos letales en la mayoría de los casos.
El confinamiento en esta situación de pandemia ha hecho que miles de mujeres convivan con sus agresores, viviendo 24 horas con su mayor enemigo. Los maltratadores se han visto impunes ante una situación dominada por ellos, ya que el encierro dificulta e impide las relaciones fuera del hogar y la posibilidad de poner una denuncia.
Además, a nivel psicosocial la cuarentena tiene efectos nocivos sobre la salud mental de las personas, siendo una situación ideal para que los maltratadores puedan ejercer el abuso y la violencia con mayor facilidad hacia las personas de su alrededor. Los datos recogidos hasta el final del confinamiento son:
- 14 mayo de 2020 se recogen 20.732 llamadas al 016, 41,1% más que las 14.662 en el mismo periodo del 2019.
- En el periodo desde el 14/03 al 28/04 de este año, ocho mujeres fueron asesinadas en siete semanas de confinamiento: dos por sus parejas, tres a manos de sus hijos, una víctima de un hombre con el que convivía (inquilino) y las dos restantes por asesinos que aún no se han identificado.
De estas ocho mujeres, tan solo dos habían denunciado antes a su victimario.
En el confinamiento se ha visto una vez más que las mujeres asumen el mayor peso de los cuidados que necesita el total de la población, la carga de cuidados, tareas de la casa y teletrabajo han creado en muchas mujeres situaciones de ansiedad y estrés, que no han visto compartidas con sus parejas.
Según ONU Mujeres: “antes de que existiera el COVID-19, la violencia doméstica ya era una de las violaciones de los Derechos Humanos más flagrantes”. Con el confinamiento la cifra ha crecido de manera exponencial con efectos nefastos en la salud sexual y reproductiva de las mujeres, así como en su salud mental.
Tras estas anotaciones nos cabe cuestionarnos: ¿qué está ocurriendo con las mujeres que sufren violencia de género fuera y dentro de la pandemia en nuestro país? ¿los mecanismos de seguridad adoptados están siendo efectivos?
Necesitamos de esta información para que las mujeres nos sepamos amparadas y seguras sabiendo que hay un sistema estructural que nos acoge y nos ayudará ante cualquier grito de auxilio, si no el miedo y la inseguridad continuará hasta llevarnos a la muerte en muchos de los casos.
Hay que denunciar y reclamar la falta de medidas económicas concretas planteadas hasta la fecha en todos los países, y recordar que en la última crisis económica se recortó en presupuestos para políticas de igualdad y lucha contra la violencia de género. Así, comprobamos que el Real Decreto-Ley 21/2020 de medidas urgentes ante la pandemia no incluye una asignación de fondos adicionales para implementar estas medidas.
Este tema se debe retomar urgentemente por parte de los organismos correspondientes y agentes sociales porque se acerca una crisis económica que va a perpetuar “confinamientos” de muchas mujeres e incrementar más aún sus difíciles salidas sociales y económicas. Pedimos que se nos deje participar en la recuperación social y económica surgida de esta situación que estamos viviendo y en la que, una vez más, las mujeres somos las más damnificadas.
Sin una visión feminista esta recuperación social y económica no será ni efectiva ni completa, llegando a una situación de inferioridad de nuevo con la supremacía del patriarcado.
Desde hace tiempo las feministas ocupamos las calles y alzamos la voz ante la pérdida de cualquier compañera en manos de “su asesino”, no dejaremos de hacerlo a pesar de que “ciertos partidos de ultraderecha” con su discurso negacionista, quieran quitarnos nuestras denuncias con acusaciones y hostigamientos.
Son desde 2003 hasta junio de este año 1.055 asesinatos por violencia machista. La cuantía asciende cada año: en 2018 fueron 89, en 2019 murieron 99 mujeres y en 2020 (hasta octubre) 72. Se puede comprobar que las cifras van en aumento año tras año, lejos de paliar este gravísimo problema, se agrava.
Hacemos alusión a estos versos extraídos de un poema de Julia Navas Moreno, “Hibernar en la estación del miedo”, en los que se palpa el pánico, la inseguridad , la tristeza…de cualquier mujer maltratada:
Caminar por los pasillos de puntillas.
Perder la voz, la risa, la elocuencia;
las ganas de pintarte los labios
y desafiar tu mirada frente al espejo.
(…)
su aliento en tu nuca;
los silencios que preceden
a la ira desatada;
(…) antes de sentir garras en tus muñecas
mientras susurra:
¿Por qué me haces esto?
(…)
la humillación, el golpe,
el suelo frío en tu mejilla,
la ropa arrancada,
la desnudez del alma,
el llanto agotado en la sequía…
(…)
No respiras, no sugieres, no opinas.
No paseas, no saludas, no miras.
Y te mueres de frío poco a poco. (…)
A PESAR DE TODO, COMPAÑERAS, SEGUIREMOS LUCHANDO POR UN MUNDO SIN MACHISMO Y SIN VIOLENCIA MACHISTA POR NOSOTRAS, POR NUESTRAS ANTEPASADAS Y POR NUESTRAS FUTURAS.
25 de noviembre de 2020
Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical